lunes, 21 de mayo de 2012

Los antiguos egipcios cruzaron el desierto hasta Chad


Si eres un viajero aventurero y sales por el suroeste del Oasis de Dakhla, te encontrarás frente al enorme desierto egipcio, donde las fuentes de agua son escasas, el área está escasamente poblada y la falta de puntos de referencia hace que quieras mantener tu GPS intacto.
Pasando por Gilf Kebir, una meseta del tamaño de Puerto Rico, se encuentran algunas pinturas rupestres, la evidencia de un tiempo cuando el clima era mucho más favorable para la vida humana. Asumiendo que mantienes una dirección suroeste y no te pierdes, llegarías a una gran montaña llamada Jebel Uweinat, a caballo entre la frontera de Egipto y Libia y el Sudán.
Ahí hay algunos manantiales y, si sabes donde buscar, también encontrarás una inscripción de 4.000 años de edad, escrita en nombre de Mentuhotep II, el faraón al que se le atribuye la reunificación de Egipto.


 Desierto Egipto


Si continúas en dirección suroeste cruzarás la frontera hacia el sureste de Libia y, si sigues adelante, te adentrarás en la esquina noreste del Chad, en África Central.
Es largo y peligroso viaje. Y ahora, gracias a un conjunto de nuevas investigaciones arqueológicas, ambientales y lingüísticas, tenemos pruebas de que los antiguos egipcios lo hicieron en el pasado.

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